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Maryse Condé

  • Jumkoje citiraoпрошле године
    Travesía del manglar es la única novela de Maryse Condé que se sitúa enteramente en su tierra natal, la Guadalupe
  • Alondra Ximenaje citiraoпре 2 године
    hablaba por hablar. Soñaba. Eso era. Soñaba despierta.
  • Rocío Toledoje citiralaпре 2 године
    No es un nombre asante. Yao se lo inventó para dejar así bien claro que yo era hija de su voluntad y también de su imaginación. Hija de su amor.
  • Rocío Toledoje citiralaпре 2 године
    Era un padre, un salvador, ¡un refugio!
  • Breny Monzónje citiralaпре 6 месеци
    —Dinos, ¿cuándo vendrás con nosotros? ¡No tardes, padre! En verdad, la muerte es la mejor parte de la vida.
  • Maricruz Barrera Chávezje citiralaпре 2 године
    Se decía. Se contaba. Se inventaba. Y el aire se llenó de un gran murmullo de palabras tenaces y suaves como las olas del mar.
  • Librofertasje citiralaпре 6 месеци
    Los muertos solo mueren si dejamos que perezcan en nuestros corazones. Pero mientras sigamos queriéndolos y respetando su memoria, mientras continuemos depositando sobre sus tumbas sus guisos preferidos, y nos retiremos periódicamente para honrarlos, mientras hagamos todo eso, seguirán con vida. Estarán ahí, a nuestro alrededor, por todas partes, sedientos de recuerdos y de cariño. Solo bastarán un par de palabras para invocar su presencia y sentir el abrazo urgente de sus cuerpos invisibles, siempre impacientes por sernos útiles
  • Nast Huertaje citiraoпре 7 месеци
    Pensar que yo daba miedo era inconcebible. Yo, que no sentía en mí más que ternura y compasión… ¡Ay! Hubiera deseado poder desencadenar el viento para que arrastrara más allá del horizonte las blancas viviendas de los amos, ordenar al fuego que elevara sus llamas y las hiciera arder, a fin de que toda la isla fuera purificada, consumida. Pero no tenía este poder. Sólo sabía ofrecer consuelo.
  • Nast Huertaje citiraoпре 6 месеци
    —¿No conociste quizás el amor cuando estabas en este mundo?
    Sacudió la cabeza.
    —A mi no me degradó. Al contrario. El amor de Yao me devolvió el respeto y la fe en mí misma.
  • Alejandra Arévaloje citiralaпрошле године
    La desdicha, como la felicidad, es una costumbre que adquirimos al nacer y de la que nunca podemos deshacernos
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