Vosotros, a quienes nosotros amamos, no nos veis. No nos oís.
Nos hacéis muy lejos y, sin embargo, estamos tan cerca.
Somos mensajeros para llevar la cercanía a los lejanos.
No somos el mensaje. Somos los mensajeros.
El mensaje es el amor.
«Tú, por supuesto, siempre conservas tu poder y ojalá puedas utilizar ese poder tuyo de la mejor manera».