Hacía un año y medio que Elizabeth y Jay Hammond se habían casado por conveniencia con la única finalidad de que ella no perdiera su herencia. Fue entonces cuando Elizabeth empezó a sospechar que Jay estaba teniendo una aventura con otra y lo abandonó. Pero también descubrió que los sentimientos que llevaba tanto tiempo ocultando eran demasiado intensos y decidió marcharse a Londres a empezar una nueva vida. Entre tanto, algo hizo que Jay sintiera la necesidad de ir tras ella, había algo con respecto a su “acuerdo” que tenía que solucionar. El problema era que Elizabeth no podía estar del todo segura de que la venganza no fuera parte de los motivos que le habían hecho ir en su busca.