En los momentos de sobreexcitación, el movimiento, si es posible en la naturaleza y a solas, es un alivio importante tanto para Michaela como para la mayoría de las entrevistadas. Los pequeños trabajos de jardinería sirven igualmente para equilibrar el cuerpo y el alma. Y el silencio, allí donde sea posible encontrarlo, nos ayuda a volver a centrarnos.