Por qué harías todo eso por mí? —susurro.
—Ya sabes por qué. —Una sonrisa pícara juguetea en las comisuras de su boca—. Porque te quiero, de verdad. Te quiero de un modo que me hace querer sacrificarme por ti. Que me hace querer mover las montañas, o los océanos, o las estrellas, solo para verte sonreír. —Acaricia mi mejilla de nuevo y me mira con un asombro inconmensurable—. Eso es lo que es el amor, Katria. Lo que debería ser. Tú eres digna de ese amor. De mi amor, el amor de otros y el tuyo propio.