Para el común de los mortales, la música constituye una pasión adolescente. Siguen leyendo, siguen viajando, siguen iniciándose en cocinas exóticas y conociendo gente. Pero invítalos a escuchar una melodía nueva y tropezaréis con: «Yo, ¿sabes?, me quedé en los Beatles», a los que, por cierto, ya nunca escuchan.