Gina reza: “Gracias, Señor, por dejarme ver a mi pelaíto, porque di con una mujer buena, aunque blanca; porque está sano, es inteligente y agradecido. Gracias por dejarme vivo un niño, que será el orgullo de estas mujeres que le han dado la vida, cada una a su manera. Perdóname por haberlo dejado un día y que me perdone el niño y me perdone ella, quien fue su refugio y lo levantó con mucho esfuerzo vendiendo flores; te pido que le envíes nuevos clientes para que nada les falte.