Un viaje por la historia del siglo XVIII desde una Cartagena marcada por la Inquisición y a través de una mujer. Además de lúcida y subyugante, La tejedora de coronas, centrada en el personaje de Genoveva Alcocer, es un viaje a través de un lenguaje magnífico y pleno de sorpresas, vigor y sugerencias, que al guiar al lector por un pasaje de la historia de Cartagena y su presencia en el siglo XVIII, lo ubica entre las coordenadas que han integrado la mentalidad, el espíritu y la realidad del hombre actual. A partir de una gestación primitiva, el mar y sus bestias legendarias, Espinosa recrea un período en el cual saber, anticipar y crear constituían peligro; y corre estadios en donde la astrología, las matemáticas, los mitos imperantes en el viejo y nuevo mundo, la intolerancia y la guerra, se planteaban como aventuras de envergadura y riesgo iguales. Asistimos al desmoronamiento de una época dominada por la superstición, cuando la crueldad y los afanes de poder engullen el nervio de los pueblos, pero también la afirmación, la inteligencia, la intuición y proyección de los pensadores, inventores, revolucionarios y disidentes; esos cultores del espíritu que ejercerán notable influencia sobre las generaciones posteriores. Con su erudita y apasionada visión de Cartagena y de esa época, su fervor por temas históricos y magistral empleo del lenguaje, una certera claridad del pasado y del porvenir más allá del porvenir, el novelista predice que el lastre de violencia, inquisición, horror, ignorancia y brutalidad no será permanente. A la larga, la imaginación y la creatividad serán más fuertes que los engranajes de los señores de la guerra y la estupidez. El espíritu y la inteligencia ganarán la batalla de la oscuridad.