con ese dulce en la boca me hago preguntas que no puedo contestar, ¿hasta dónde se le puede exigir a alguien que creció tantos años hasta el cuello de canon, de máquinas solteras casadas, de sexualidad extrema sólo para los hombres, de femmes fatales designadas desde afuera, que cambie de un día para otro su configuración sentimental?