Nuestra percepción de lo que vemos y oímos en modo alguno lo modifica, son cosas que nos afectan. Para Marx, por el contrario, la percepción es una interacción entre nosotros, el sujeto, y el objeto material. Este objeto (el mundo que nos rodea) se transforma en el proceso de ser conocido. Nuestras percepciones no descubren la verdad del mundo, sólo su apariencia, de tal modo que tampoco nuestro conocimiento puede ser verdadero, sino que consiste en métodos prácticos mediante los cuales podemos manipular y controlar el mundo natural.