Si prefieres, te lo digo cantando con Serrat: «Hoy puede ser un gran día, date una oportunidad» (En tránsito, 1981). No esperes el diluvio, provócalo tú, toma decisiones, no te dejes llevar por la rutina, que no te convenza la razón más irracional que te dice que siempre ha sido así, que no hay nada que hacer. Cuando te enfades con alguien, o con ese ego tuyo, cuando pienses que todo está perdido en relación con esa persona o con ese asunto, haz borrón y cuenta nueva, perdona, olvida, empieza de cero, como si un diluvio torrencial se lo hubiera llevado para siempre.