En un raro día de verano, cuando Owen Sandler tenía trece años y su hermana Lori cinco, fueron a jugar a las frías y claras aguas de China Cove, junto con su familia. Owen amaba a su hermana, pero solo la había llevado a regañadientes; no le gustaba que le dijeran qué hacer, y como su padrastro era el que lo había obligado a cuidar de Lori, le gustaba mucho menos la tarea.