De jovencita trabajó para mantener a sus hermanos menores porque nuestros padres eran tremendamente pobres; de casada, para criar y dar una buena educación a sus cinco hijos, ante la incompetencia de su marido. Su historia, en realidad, es del montón, no es extraordinaria. Y la primera imagen que se me dibuja en la mente cuando pienso en ella es la de una mujer trabajadora, tosca e incansable.