obtuvo una mención honorífica en uno de esos galardones dirigidos a nuevos talentos de las letras; lo leí en un breve artículo periodístico y me hice con un ejemplar de la novela en cuestión. No supe bien qué opinar de la historia que contaba, aparte de que era de lo más extraña. Trataba de una anciana que alquilaba apartamentos y cultivaba zanahorias en un pequeño huerto adjunto al edificio del que era propietaria. Al parecer en el huerto empezaron a surgir zanahorias con forma de mano, incluidos los cinco dedos, hasta que, finalmente, aparecieron los restos óseos de su marido fallecido con las manos amputadas.