El verano de la serpiente

Sonrió mientras volvía a acomodar su carrito en el fondo del taller mecánico y asumió agradecido los privilegios de la penumbra, del que vive al margen, pero en la misma página junto a otras vidas, se reconoce acaso como un estibador distribuyendo el peso de sus existencias.

El mote del Capi —que no capitán, lo cual le hubiera dado un margen de poder y no de cariño—, se lo puso el señor Esteban. Un día lo soltó sin más al verlo con la gorra: “Buenos días, mi Capi, ¿todo en orden por la colonia?”. De ahí se corrió la voz, porque jamás nadie le preguntó su nombre y aquel bautizo azaroso le dio visibilidad. La gente ya podía nombrarlo, llamarlo, sin establecer ningún tipo de intimidad que se inicia con un ¿cómo te llamas?

Con ello comprobé que él no odiaba el color, simplemente no podía retenerlo, por eso su relación con los colores se limitaba a un romance de contrastes.

Sí, la vida no tiene argumento, nacemos al mundo sin saber por qué y nos vamos de él del mismo modo.

los Estados Unidos: “Ese país acabará quitándose la máscara, reconociendo que es la tienda más grande de entre las demás y asumiéndose como los mejores tenderos”.

Y ahora yo sigo aquí, ante la insípida amonestación de la hoja en blanco intentando escribir y recordar o recordar y escribir, buscando comprender por qué nos adviene el pasado como una mortaja que nos prepara para diluirnos poco a poco.

Cada idioma determina cómo piensas, actúas o deseas. Al pedirme que reformule un manual, no solo lo traduzco, sino que lo interpreto. Es un trabajo, más que mecánico, creativo.

Salió del baño, se sacudió los malos pensamientos, observó su cama, se le antojó volver a la seguridad de su reino lleno de ácaros y bacterias, repleto de minúsculos seres que lo devoran día a día con un amor complementario e infinito en su ciclo reproductor.

Salió del baño, se sacudió los malos pensamientos, observó su cama, se le antojó volver a la seguridad de su reino lleno de ácaros y bacterias, repleto de minúsculos seres que lo devoran día a día con un amor complementario e infinito en su ciclo reproductor.