Comer arroz cuando se tiene hambre, o dormir cuando uno está cansado, sin duda no significa que hayamos de entregarnos simplemente a las necesidades o tendencias sensibles. Para la satisfacción de las necesidades no se requeriría ningún esfuerzo espiritual.[68] Pero lo cierto es que ha de preceder una larga ejercitación hasta cansarse, o bien hasta hacerse desaparecer, hasta no saber si uno es el que bebe o el té,
olvidado por completo de sí mismo y perdido el sí mismo: el que bebe uno con la bebida, y la bebida una con el que bebe; una situación incomparable.[