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Knjige
Jean Grenier

Sobre la muerte de un perro

  • Reina Azúcarje citiraoпре 3 године
    No nos andemos por las ramas: amemos a quienes nos aman o están dispuestos a hacerlo. No malgastemos nuestras pocas fuerzas en convencer.
  • Juliana Jaramilloje citiralaпре 3 године
    Por la mañana los animales vienen a buscarte; te manifiestan su afecto. Su día comienza con un acto de amor y de confianza. Al menos ése es su impulso.
  • R Güemesje citiralaпре 7 месеци
    Dios ha establecido las leyes de la Naturaleza con su inteligencia soberana. Pedirle continuamente que haga milagros sería como invitarlo a desdecirse.»
  • R Güemesje citiralaпре 7 месеци
    Pero el asesino es la Naturaleza. Es ella quien, junto con nuestro primer día, nos regaló el último.
  • Sandra E. Medellínje citiralaпрошле године
    «Mi equilibrio te echa de menos, me caigo, a mi lado se abre un agujero, me asalta el vértigo. Cuando estabas ahí, aun lejos de mí, pero vivo, me sentía tan seguro como el árbol que crece a la vera de un arroyo y empuja con majestuosidad su follaje hacia el cielo.»
  • Sandra E. Medellínje citiralaпрошле године
    ¿No te has dado cuenta de que, durante las interminables noches que preceden a la muerte de un ser querido, las conversaciones adquieren un tono serio y te atreves a abordar cuestiones que antes evitabas por pudor o que no pensabas plantearte?
  • Sandra E. Medellínje citiralaпрошле године
    Escribir debe de tener algún parentesco, que antes me gustaba y ahora aborrezco, con la muerte. Si mi perro viviera, no hablaría de él. Me sentiría feliz (o infeliz) de vivir con él, me bastaría con eso. Ha desaparecido y no puedo contenerme: me asalta el deseo de hacer una recapitulación. Quizá sea también para procurarle una segunda vida.
  • Mario Yañezje citiraoпрошле године
    No nos andemos por las ramas: amemos a quienes nos aman o están dispuestos a hacerlo.
  • Mario Yañezje citiraoпрошле године
    Le cogemos cariño a alguien tanto por las preocupaciones que nos ocasiona como por las alegrías que nos da.
  • maleñoje citiraoпре 2 године
    Puesto que había que ponerle una inyección para acabar con su vida, ¿por qué lo hicimos esperar toda una noche de agonía? Pero ¿pedía él la muerte? No, quería vivir. ¿Qué derecho teníamos a darle muerte cuando él pensaba que lo único que podíamos darle era más vida? Cuando llegó el veterinario –el que cura para siempre–, le dijo a M.: «Sujétele la frente con las dos manos», y él, confiado, no opuso resistencia alguna.
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