Cierras la puerta con llave, dejas de quedar con gente, te atiborras de vitaminas, descubres los poderes benéficos, los poderes contrastadísimos de las algas de aguas profundas de aquel lago, cómo se llamaba aquel lago, unas algas que te rejuvenecen entero, y luego el calcio de esos cangrejitos de los límpidos mares del norte, las propiedades fantásticas del yogur búlgaro y del aceite de rosas, y hierves a fuego lento el tuétano de vaca, fuente de colágeno para el tejido conectivo, y estás pendiente del ciclo lunar para la dieta del trigo