Alicia en el País de las Maravillas es una obra seminal de la literatura infantil escrita por Lewis Carroll, que se caracteriza por su estilo onírico y su rica imaginación. Publicada en 1865, la novela narra las aventuras de una niña llamada Alicia quien, al seguir a un conejo blanco, se adentra en un mundo peculiar repleto de personajes extravagantes y situaciones surrealistas. La prosa de Carroll es ingeniosa y está impregnada de juegos de palabras, lo que la convierte en una lectura atrapante tanto para niños como para adultos. Además, el contexto literario de la época victoriana, que valoraba la lógica y la moralidad, contrasta con el caos y la irracionalidad del mundo que Alicia descubre, desafiando las normas convencionales de la narrativa infantil. Lewis Carroll, seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, fue un matemático, lógico y fotógrafo, lo cual influenció su narrativa a través de la lógica y la creatividad. Su experiencia en la enseñanza de matemáticas en Oxford, junto con su fascinación por los juegos y rompecabezas, configuró su enfoque hacia la escritura. Carroll concibió a Alicia, inicialmente, como parte de un entretenimiento para las hijas de un amigo, pero la historia evolucionó hasta convertirse en un clásico que explora conceptos de identidad y la percepción de la realidad. Recomiendo encarecidamente Alicia en el País de las Maravillas a cualquier lector que busque una mezcla de fantasía y reflexión. La obra invita a cuestionar la lógica y desafiar las expectativas, lo que la convierte en un texto fundamental no solo para la literatura infantil, sino también para la filosofía y la crítica social. Su riqueza simbólica y su prosa encantadora aseguran que cada lectura sea una nueva experiencia, haciendo que esta obra perdure a lo largo del tiempo.