El príncipe roto

«Deja d actuar como si no t importara una mierda. Ambos sabemos q sí te importo».

Venga, hermanita, vamos a ver el monumento a Washington desde el aire —intenta convencerla Easton—. Parece un pene gigante.

—Te he echado de menos cada segundo que no has estado aquí. No he dejado de pensar en ti.

e decidido que no voy a malgastar mi tiempo ni mi energía en gente que no lo merece.

Nuevo plan. Me ducharé, me afeitaré y saldré de casa en busca de mi chica.

Mi cabeza está acostumbrada a las emociones contradictorias.

no pude mantenerme alejado de ella.

Mis instintos me decían a gritos que Ella solo me traería problemas. Pero se equivocaban. Yo era quien le traería problemas a ella. Y sigo haciéndolo.

Dice que se destruirán el uno al otro. Y tal vez tenga razón…

Ahora que no está a mi lado me cuesta respirar.

—Deberían colgarte por los huevos hasta que se te sequen.