No sé de qué hablamos pero me acuerdo de que, sin buscarla, se nos armó una conversación de esas que solo pueden tenerse de costado y haciendo otra cosa. No frente a frente, no bajo el peso de la mirada. Caminando por la calle, con la vista perdida en un paisaje que es y no es el mismo que ve el otro, como al descuido: así es como se convocan algunas palabras. También cortando verdura.