Devenir perra

«El género es una copia sin original», decía Judith Butler.

sólo afirmo que soy mujer por diagnóstico médico y por estrategia política.

Y yo escribo desde los márgenes, desde las alcantarillas del sexo. Desde el activismo y desde la rabia de género y de clase, como mujer mala y como pobre

He aceptado la pureza como la peor de las perversiones.»

Para mí es más que evidente que, cuando dicen defender a las mujeres y a las niñas musulmanas de la dominación familiar masculina, detrás sólo hay islamofobia. La islamofobia que necesitan inculcarnos los gobiernos occidentales para continuar con las invasiones a Irak, Afganistán, Palestina… Es tan evidente que duele.

imagen de un hombre vestido de mujer es muy poderosa porque simboliza el dominante que asume la piel de la dominada, la renuncia voluntaria a un poder social.

son ejercicios teatrales de socialización y no esencias que emanan de naturaleza alguna, todo se aligera.

momento en que se comprende que la feminidad y la masculinidad (en todas sus variantes y

que le molesta a la sociedad de la prostituta no es que vaya con muchos hombres, sino que le haya puesto un precio a lo que siempre se hizo gratis», me dijo una mañana la clarividente Carla Corso.

Yo no pertenezco a ese feminismo. Al feminismo de las chicas buenas, blancas, europeas, arrogantes, solventes y decentes. Yo estoy con las putas, no con las que quieren salvarlas y son cómplices silenciosas de su acorralamiento policial y social.