Mi marido

Me volví hacia Boban, pero él estaba dormido en el sofá

Aunque mi marido es ginecólogo, se las da de artista, y esta es solo una de las muchas cosas que me fastidian de él. En realidad, no recuerdo exactamente cuándo empezó a fastidiarme casi todo lo que hace o dice, pero su pose de artista ocupa un lugar privilegiado en la lista

Mi hijo estaba presente cuando mi hija me lanzó ese despiadado ataque, seguramente movida por los celos, pues se empeña en rivalizar conmigo a pesar de que no es muy creativa, tiene la cabeza llena de pájaros y no es tan guapa como yo

Lo que más me dolía era que mi familia, como siempre, no supo apreciar todo eso: no obtuve ni su apoyo ni el más mínimo reconocimiento. Mi hija, como de costumbre, se rio de mí. Me recomendó que me ocupara de cosas con más sentido en vez de perder el tiempo con algo por lo que podíamos pagarle a un jardinero

logré conservar mi creatividad, encaminándola poco a poco hacia nuestro jardín

No —respondió él—, no estoy decepcionado. Simplemente esperaba que fuera una mierda

Te has dado cuenta de que todos los grandes artistas son hombres? —me dijo

—Porque los hombres son el espíritu; y las mujeres, el cuerpo. Los hombres son creativos; y las mujeres, prácticas. Los hombres miran hacia arriba; las mujeres, hacia abajo. Las mujeres no pueden ser artistas, no es propio de su naturaleza.

En caso de que alguno de ellos tuviese alguna enfermedad de transmisión sexual, sería fácil que mi marido se lo ocultase a ellas. Y si la «culpa» de tal enfermedad fuera de las propias mujeres, él se lo comunicaría a los esposos antes de que ellas mismas decidieran si hacerlo o no.

me dirigió una mirada que no tenía nada de infantil: era maliciosa e insolente, como la de Vaska