Mi marido

Me volví hacia Boban, pero él estaba dormido en el sofá

Aunque mi marido es ginecólogo, se las da de artista, y esta es solo una de las muchas cosas que me fastidian de él. En realidad, no recuerdo exactamente cuándo empezó a fastidiarme casi todo lo que hace o dice, pero su pose de artista ocupa un lugar privilegiado en la lista

Discúlpame —dijo—, pero no sé qué hacer con mi mujer. Me pone de los nervios

Me imaginé lo terrible que sería divorciarme y rebajarme al nivel de tener que tratar con hombres divorciados y con hijos

Y a ti qué cojones te importa si tengo hijos o no? —estalló de repente. Toni todavía estaba con el tenedor en el aire. Irena hablaba en voz baja, entre dientes—: ¿No podéis dejar mi coño en paz? ¿Os he dicho yo alguna vez qué tenéis que hacer con vuestros genitales

—¿Ves lo frustrada que parece Ema porque se le ha pasado el momento de tener hijos y marido?

Ema se peleaba con todo el mundo, siempre estaba intentando hacer justicia. Hasta llegaba a los ministerios para luchar por sus causas. Parecía lesbiana

Veo ahora que algunas compañeras mías también tienen que conformarse con parejas de segunda mano. O de tercera. Pero qué se le va a hacer.

—¿Para qué? Llevamos años viviendo juntos. Es como si estuviéramos casados.

—Ah, no, me vas a perdonar —dijo Toni—, pero un matrimonio es un matrimonio. Un contrato es un contrato. Sin eso no hay que fiarse.

—Los hijos son lo único en el mundo que te dará sensación de plenitud —proseguí yo, inspirada—. Una mujer que no es madre es una mujer no realizada —dije pensando en mi tía soltera que padecía de hipocondría.

, yo que ella no estaría tan orgullosa de no peinarme. Tiene el cabello naturalmente rizado y nunca se lo alisa ni se hace nada