los seres humanos, les guste o no, se encuentran siempre y sin remedio alguno en tensiones verticales. No sólo quieren por motivos sospechosos proyectarse a sí mismos en lo mayor y más grande, a la vez, por experiencias espirituales y desafíos evolutivos, y a menudo contra su propia inclinación, se les reclama para acontecimientos de mayor altura. Con ello, proyectos de ese tipo ponen de manifiesto en los seres humanos una tendencia hacia arriba, a causa de la cual están condenados a ser superiores a sí mismos (como explica Sócrates en la República); incluso si a menudo no saben qué hacer fácticamente con esa superioridad.