El arte de acompañar

persona es exterioridad e interioridad.

no es un «qué», sino un «quién»

la persona se hace manejable, manipulable y eliminable.

La tentación más frecuente a la hora de describir quién es una persona es reducirla a una de sus dimensiones: cuerpo, psique, dimensión social

no se reduce a comportamientos, a pensamientos, a un temperamento o a una historia.

cosificación (mediante «etiquetado»)

habilidades comunicativas, respeto escrupuloso, tolerancia con la diversidad de opiniones, misericordia con las deficiencias del acompañado, acoger sin juzgar, prudencia y sentido común.

empatía, el interés por las personas, la confianza en sí mismo, la paciencia, el humor, la capacidad de cooperación y estar dispuestos a un aprendizaje continuo

pueden ser mejoradas,

las personas son más grandes que sus circunstancias o afecciones.