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Knjige
Ailton Krenak

La vida no es útil

Suspender el cielo es expandir los horizontes de todos, no solo de los humanos. Se trata de una memoria, una herencia cultural de la época en que nuestros ancestros estaban tan armonizados con el ritmo de la naturaleza que solo necesitaban trabajar unas pocas horas del día para proveerse de todo lo que se necesitaba para vivir. Todo el resto del tiempo uno podía cantar, bailar, soñar: lo cotidiano era una extensión del sueño. Y las relaciones, los contratos tejidos en el mundo de los sueños, continuaban teniendo sentido después de despertar.

Ailton Krenak, filósofo, líder indígena y una de las voces más reveladoras del pensamiento latinoamericano contemporáneo, sostiene que despertar del coma de la modernidad es despertar a la posibilidad de volver a sumergirse en el sentido cósmico de la vida. A través del proyecto occidental moderno, hemos masacrado la Tierra, la hemos “desgarrado”, la hemos arrasado, y con ella, a nosotros mismos. Recuperar el sentido cósmico de la vida es recordar que «la vida se mueve a través de todo” –piedras, montañas, ríos, plantas, animales, insectos, antepasados— y que la vida es “atravesar el organismo vivo del planeta a escala inmaterial”.
La vida no consiste en lo que somos capaces de planificar y organizar en un calendario, tampoco en trabajar lo suficiente para poder descansar, ni en convertirse en una persona realizada con una educación certificada y un gran salario.
La vida, para Ailton, es sostener el tejido que conecta a los seres visibles e invisibles de este cosmos. Un tejido violentado desde hace demasiado tiempo y que nos demanda, de forma urgente, que nos involucremos; porque “la vida es trascendencia” y no puede hacerse útil dentro de la lógica utilitaria de la habitabilidad colonial del planeta.
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Citati

  • nadiagaray1je citiraoпре 4 сата
    Cuando hablo de humanidad no estoy hablando solo de Homo sapiens, sino que me refiero a una inmensidad de seres que excluimos desde siempre: cazamos ballenas, les sacamos las aletas a los tiburones, matamos leones y los colgamos en la pared para mostrar que somos más bravos que ellos. Además de la matanza de todos los otros humanos que nos pareció que no tenían nada, que estaban allí solo para proveernos de ropa, comida, abrigo. Somos la plaga del planeta, una especie de ameba gigante. A lo largo de la historia, los humanos, o mejor dicho, ese club exclusivo de la humanidad –que está en la declaración universal de los derechos humanos y en los protocolos de las instituciones–, fueron devastando todo a su alrededor. Es como si hubieran elegido una casta, la humanidad, y todos los que están fuera de ella son sub-humanidad.
  • nadiagaray1je citiraoпре 4 сата
    recuerdos indígenas del origen de la vida hablan de un tiempo en el que los humanos eran peces, en el que los humanos eran árboles, eran ríos. Por eso los Krenak, por ejemplo, tienen vínculos “con los ríos, con las piedras, con las plantas y con otros seres” (42). En estos textos y en otras muchas presentaciones y entrevistas, Ailton nos insta a pensar en las formas en que formamos parte de constelaciones, “nos movemos en constelación” (41), más que de comunidades. Si nos entendiéramos como constelaciones constituidas por seres visibles e invisibles, inevitablemente tendríamos que dejar de destruir la Tierra, porque reconoceríamos todo lo que hay en ella como nuestros parientes y no como materia prima para hacer cosas que podemos consumir y comerc
  • nadiagaray1je citiraoпре 4 сата
    recuerdos indígenas del origen de la vida hablan de un tiempo en el que los humanos eran peces, en el que los humanos eran árboles, eran ríos. Por eso los Krenak, por ejemplo, tienen vínculos “con los ríos, con las piedras, con las plantas y con otros seres” (42). En estos textos y en otras muchas presentaciones y entrevistas, Ailton nos insta a pensar en las formas en que formamos parte de constelaciones, “nos movemos en constelación” (41), más que de comunidades. Si nos entendiéramos como constelaciones constituidas por seres visibles e invisibles, inevitablemente tendríamos que dejar de destruir la Tierra, porque reconoceríamos todo lo que hay en ella como nuestros parientes y no como materia prima para hacer cosas que podemos consumir y comerc

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