Días de viaje – Relatos en primera persona

Lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro

(Jostein Gaarder)

Mi memoria es muy mala. Creo que por eso escribo: para no olvidarme de mi vida.

Viajar era, ante todo, salir a encontrarse con la gente que habitaba el mundo y conectar con personas de otras culturas desde nuestro lado más humano.

Con ese gesto desinteresado y humano, con su declaración tan simple y obvia, me convenció: el mundo estaba repleto de gente como ella, la hospitalidad era algo que ocurría todos los días en todas partes.

En un viaje, al igual que en un sueño, todo es impredecible, mágico, surrealista y posible.

Lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro

en la hospitalidad del ser humano y cree que la mejor manera de conocer un lugar es caminándolo.

lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”, canta Joaquín Sabina).

Viajar es dejarse atravesar por un lugar, por su gente y su cultura. Y aunque imitemos el recorrido de otro —o realicemos un mismo trayecto por segunda vez—, ese viaje no será igual.

Cada vez que realizamos un viaje creemos que somos nosotros los que atravesamos una región del mundo, cuando en realidad es esa región la que viaja por nosotros.