En la pintura romántica predomina el color sobre el dibujo, la línea curva sobre la recta, la diagonal y el dinamismo frente al reposo y la serenidad clásica, los violentos escorzos. Puesto que para ellos el paisaje refleja el estado de ánimo, se interesan por la naturaleza en ebullición (tormentas, tempestades) o instantes sublimes (amaneceres, auroras, puestas de sol).