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Isabel Allende

El viento conoce mi nombre

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  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    —¿Qué es? —preguntó la niña, palpándola con sus dedos sensibles.
    —Es una medalla mágica. Le perteneció a un héroe de guerra, el coronel Theobald Volker. Me la dio en préstamo, pero se murió hace mucho tiempo y nunca tuve oportunidad de devolvérsela. La he tenido desde los cinco años.
    —¿Por qué es mágica?
    —Si la frotas, te da coraje. A mí siempre me ha dado buen resultado. Ahora es tuya, Anita. Puedes frotarla cada vez que lo necesites, su poder nunca se desgasta —le dijo Samuel prendiéndole la medalla en la camisa.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    Es el reino misterioso de la imaginación y sólo se puede ver bien con el corazón.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    la indiferencia es uno de los pecados capitales y tarde o temprano hay que expiarlo.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    —¿Cómo sabes todo eso?
    —Porque le pregunté, pues, Mister Bogart.
    —¿Te dijo que Claudia murió?
    —Sí. No está delirando, sabe que la Claudia no está aquí. Pobre chiquilla… Primero murió su padre, después la hermana, perdió la vista, casi mataron a su madre, tuvo que dejar su hogar y a su abuelita, y aquí la separaron de su mama y se quedó sola. Ha resucitado a su hermana para estar acompañada.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    Pasó tres días consecutivos yendo al museo desde que abría hasta el cierre. Se empapó de las historias, memorizó las fotografías, convivió con los espectros, lloró sin consuelo y maldijo con la ira acumulada por décadas.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    La empatía es algo misterioso, no obedece a ninguna regla conocida, se da espontáneamente o no se da en absoluto, es imposible forzarla.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    —A ese hombre lo quiero hasta ahora y lo voy a querer hasta que me muera.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    —¿No cree que de tanto pensar en la señora Nadine está inventando una leyenda? —le preguntó Leticia.
    —Todos tenemos derecho a inventar nuestra leyenda.
    —Yo no necesito inventar la mía, señor.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    Ella había trabajado durante un tiempo en una residencia de ancianos, donde comprobó que al final de la vida, cuando la soledad se apodera de la gente, los muertos llegan de visita. Suponía que también los muertos están muy solos.
  • O Hastingsje citiraoпре 7 месеци
    Nada de ponerse a llorar. Hay que estar tranquilas. No estamos perdidas. El viento conoce mi nombre y también el tuyo. Todos saben dónde estamos. Yo estoy aquí con vos, sé dónde estás y vos sabés dónde estoy yo.
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