los padres son importantes, pero de la misma manera que el aire y el agua: uno solo se fija en ellos cuando desaparecen o se vuelven tóxicos. Así son también los padres, pensaba Ingrid: algo en lo que solo nos fijamos —o que nos afecta, y entonces es siempre de forma negativa— cuando desaparecen o se vuelven tóxicos o dañinos o se quitan la vida, se hacen alcohólicos, drogadictos, delincuentes. En otras palabras: como padre no puedes conseguir que tus hijos sean mejores de lo que lo habrían sido de todas formas, pero puedes, por el contrario, echarlos a perder.