Lucía estaba ajena a todo, como si hubiese quedado atrapada en la Dimensión Intangible, en ese lugar que está detrás del aire, donde, según lo que nos dijo la Hermana Superior, se fueron las elegidas que no vimos más. Algunas dicen que eran elegidas que descifraban mensajes oscuros, que confundían las señales verdaderas de nuestro Dios con las del Dios erróneo, del hijo falso y la madre negativa. El cuerpo de Lucía estaba, su olor dulce, el abismo azul, pero ella se había ido.