Cuando quiero saber cuan sabio, o cuan estúpido, o cuan bueno o cuan malvado es alguien, o cuáles son sus pensamientos en ese momento, adecúo la expresión de mi rostro lo más exactamente posible a la expresión del suyo, y luego espero a ver qué pensamientos o sentimientos surgen en mi mente o en mi corazón, que se adecúen o correspondan con mi expresión.
EDGAR ALLAN РОЕ, 1809-1849