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Eva Muñoz

Lascivia

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  • .je citiralaпрошлог месеца
    Sabes que estás ligada hasta los huesos cuando aquellas sencillas cosas te resultan únicas y maravillosas. ¿Qué hay de especial en tumbarte sobre alguien y escucharlo respirar? Nada, pero cuando quieres, esa simple tarea es como ganar la lotería.

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  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    —Conmigo no tienes que ser fuerte, hijo. Todos tenemos un punto de quiebre y tú no eres la excepción.
    Me arde la garganta, no sé por qué, mientras dejo que sujete mi mano revisando las heridas que me hice contra la pared. Va a buscar el botiquín y me limpia las heridas como cuando era un crío.
    —Listo —termina—. Si sigues rompiendo cosas así, tendré que regalarte unos guantes de acero.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    Estrello los puños contra la pared antes de encerrarme en mi antigua habitación, siento que estoy enjaulado, acorralado, y eso solo me pone peor.
    Me pesa que las cosas con ella concluyeran tan mal, pero al mismo tiempo tengo rabia, porque me molesta que haya sido tan tonta guardándose algo tan peligroso. Odio que haya jugado a la heroína sabiendo que tenía todas las de perder.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    diferente.
    —Siento haberlo molestado en su aposento, respetado ministro —termino—. Me olvidé de que es un hombre sin hijos.
    Salgo del despacho con un nudo atravesado en la garganta, me siento estúpido y ridículo. «¿A qué jugaba?», me pregunto. El tórax se me estremece al sentir que he perdido todo: la ayuda, la opción de irme y a ella.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    —¡Eres un hijo de puta! —le escupo con ira—. ¿Crees que es fácil para mí estar aquí? ¿Pidiéndote favores, tragándome mi orgullo y olvidándome de lo mucho que te detesto?
    —¡Chris! —interviene Sara.
    —Sin embargo, vine porque tenía la esperanza de que por primera vez tuvieras los cojones de comportarte como un padre y le brindaras ayuda a tu único hijo, pero claro, me olvidé de que no eres más que un saco de mierda que solo socorre a mujeres despampanantes. Me olvidé de que no soy más que un cero a la izquierda en tu honorable vida.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    encara.
    —¿Se te fue la hombría? ¡¿Desde cuándo el hijo indomable suplica por lo imposible?!
    Me hierve todo por dentro mientras la rabia me enceguece.
    —¡Contéstame! —me grita—. ¿Desde cuándo andas llorando por idioteces? ¿Tan bien estuvo que te puso a mover el mundo para encontrarla?
    —¡Calla! —Aprieto los puños.
    —¡No! —Me encara—. Estás en mi casa y las órdenes las doy yo. ¡Me avergüenzas! Te has vuelto un puto blandengue por la novia de tu mejor amigo. ¿Qué pretendes? ¿Llevarla al altar sabiendo que lo engañó contigo? Puede ser la hija de Rick, pero no temo a decir que es una…
    Me le abalanzo encima obligándolo a retroceder.
    —¡No sabes cómo fueron las cosas! —le grito—. Y sí, soy un idiota, pero no por querer encontrarla, sino por venir aquí a pedirle ayuda a un gilipollas como tú.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    difícil para muchos, pero no podemos hacer nada. La vida tiene que seguir…
    Mi torre de esperanza se cae a pedazos.
    —¡Un intento! —Trato de mantener la compostura—. Solo déjame intentarlo una vez más…
    —¡No! —me corta—. No habrá más intentos. Necesito que te olvides de la búsqueda, te reincorpores a la FEMF mañana temprano y te metas en la cabeza que tienes prohibido volver a tocar el tema.
    Lo tomo del hombro cuando me da la espalda.
    —Ese es tu puto problema —lo empujo—, que impones y no escuchas…
    —¿Qué quieres que escuche?
    —¡Déjame hablar, maldita sea! —espeto—. Eres mi única opción, me conoces, sabes que no hubiese venido aquí si no me estuviera hundiendo en el desespero.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    veredicto.
    —Eres un ente superior, puedes revocar la decisión.
    —Qué poca cara tienes. —Suelta el vaso—. Tiras tu cargo a la basura y encima pretendes que te complazca en tus caprichos.
    —¡No son caprichos! —replico—. No me compares con un niño y deja que te explique.
    —¡No hay nada que explicar! —Acorta el espacio que nos separa—. Se hizo lo que se pudo, se buscó por cielo y tierra, hubo incautaciones e interrogatorios, y no se obtuvo nada. No podemos pasarnos la vida buscando un cadáver.
    Me trago la crudeza de sus palabras haciendo acopio de mi autocontrol. No me quiero olvidar de quién es, ya que terminaré rompiéndole la cara.
    —Está viva y está siendo esclavizada con droga.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    Avanzo con el agua filtrándose a través de la ropa. La mansión aparece y la observo desde la acera recordando las veces que juré no volver aquí.
  • Mariana Castellanosje citiraoјуче
    No es la misma persona que vi hace trece días y tal cosa me hunde todo por dentro. Está pálida, delgada y los pómulos le sobresalen confirmando lo que tanto me temía: la están esclavizando con droga.
    Siento todo como si lo estuviera viviendo en carne propia. La cuelgan en un gancho como un trozo de carne y llora mientras yo lidio con el ardor que me quema el pecho. Tenso la mandíbula e intento moverme, pero no puedo.
    Me consumo en llamas de ira cuando le rompen la ropa preguntando si pueden violarla, eso es demasiado, incluso para mí, que pierdo sentido de todo. El llanto, las lágrimas y el saber que le pusieron un dedo encima explota la granada que me vuelve pedazos desconectándome por completo.
    Mi entorno se oscurece y de un momento a otro estoy de pie con la MacBook destrozada por la fuerza de mis dedos. Patrick me pide que lo escuche, pero lo único que hago es apresurarme a la salida sin importarme a quién dejo atrás.
    Bajo rápido y abordo la moto de nuevo, acelero sin detenerme en semáforos ni en señales de tránsito, solo me apresuro con su imagen en mi cabeza. Las malditas imágenes que se repiten como una película de terror.
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