Un cuento sobre la desolación de ser latinoamericano en tiempo de miseria, o sea, atemporal.
Ya había leído algunos cuentos de Mariana y algunas crónicas, pero esto me ha parecido de lo mejor. La autora logra crear un relato postdictadura en donde lo más importante no es la dictadura sino estas adolescentes ansiosas de que algo suceda. Las ilustraciones muy bonitas y el final me gustó mucho. Esta idea de que la sangre no se limpia fácil maneje, hablar de la dictadura sin hablar de la dictadura.
Se me dificulta mucho leer libros sobre feminicidio, pero sin duda son muy necesarios. Le había estado dando la vuelta a leer a Mariana Enríquez, ahora va.