cuando uno está nervioso tiene que escuchar el silencio y todo se arregla
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está triste! —dijo la vaca.
—¿Quieres jugar a saltar borregos? —sugirió el borrego.
—¿O a la granja? —dijo la vaca.
—¿O a la gallina ciega? —preguntó la gallina
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Puah! Este niño está contaminado. ¡Huele a escapes de coche y a pollo con hormonas! No quiero envenenarme con un niño de ciudad. ¡Llévenselo!
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Pues no, soy un niño de ciudad, ¡le tengo miedo a los perros, no a los lobos
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mi alrededor.
—¡Ah, qué manos más pequeñas, mi niño!
—Sí, son para picarte mejor un ojo si las tocas —dije yo.
—¡Ah, qué orejas más pequeñas!
—Sí, son para que no me confundan con un elefante
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preguntó la gallina.
—Eh…, pues no lo sé realmente —respondí—. Pero en la escuela nos dicen que nos servirá
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dice que cuando uno está nervioso tiene que escuchar el silencio y todo se arregla
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Mis padres adoran seguir caminos que no conocen. Dicen que son lugares mágicos
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el campo no puedo hacer nada que no sea: admirar. Es lo mismo que aburrirse, pero con los ojos bien abiertos
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Lo que más les gusta hacer a mis papás los fines de semana es beber té frente al fuego de la chimenea, mientras escuchan el silencio. A eso le llaman “vida de campo”, y es horrible.