Deja de pensar demasiado

¿Qué pasa si no hay suficiente tiempo en el día para todo eso y su trabajo? Eso significa que su trabajo no es adecuado para ella.

A veces, sientes que no puedes evitar volver a un pensamiento varias veces, incluso cuando ha sido cosa del pasado y ya no se puede hacer nada al respecto.

Notarás que algunos de los puntos anteriores son posiblemente buenas cualidades, ¿no queremos todos cultivar una mayor conciencia y atención plena?

malas decisiones (quedarte despierto hasta tarde, comer mal, excluir a la gente)

ciclo de analizar, rechazar y reconsiderar diferentes posibilidades.

Por lo general, nuestro cerebro nos ayuda a resolver problemas y comprender las cosas con mayor claridad, pero pensar demasiado hace lo contrario.
Ya sea que lo llames preocupación, ansiedad, estrés, rumia o incluso obsesión, la cualidad que caracteriza el pensamiento excesivo es que se siente horrible y no nos ayuda de ninguna manera.

Internalizando o externalizando. ¿Cómo explicamos ciertos eventos externos? S

Pensamiento de todo o nada. E

un plan, no tienes que perder un tiempo y energía valiosos analizando cada nueva entrada a medida que aparece; simplemente toma una decisión rápida y pasa a lo que es realmente importante. Primero, comienza por observar tu vida diaria y mira si identificas tus entradas principales. Realmente no importa lo que sean, sino que llamen tu atención. A continuación, la gran pregunta: ¿cómo respondes? ¿Actuarás a causa de esta entrada?
Debes decidir si una entrada justifica tu acción, sí o no. Si no, puedes hacerlo más tarde o simplemente ignorarlo por completo.

El bombero siempre está en un estado mental reactivo, apagando «fuegos» por todas partes y haciendo malabares con miles de cosas a la vez, a menudo cuando una situación ha llegado a un punto crítico. Para evitar el agotamiento, dicha persona podría aprender a delegar de manera más eficaz y a distinguir mejor entre los asuntos importantes y los urgentes. Correr constantemente para resolver problemas podría ser una señal de que no estás haciendo lo que deberías en las primeras etapas y dejar que las cosas se salgan de control hasta que sea mucho más difícil mantener el control.
El perfeccionista, como el procrastinador, no consigue hacer las cosas porque nada coincide con su imagen del resultado perfecto. A menudo, sin embargo, la verdad es que el perfeccionismo esconde el miedo a terminar o una intolerancia a los resultados «suficientemente buenos» que caen a lo largo de una curva de aprendizaje. El establecimiento de límites, la planificación realista y la delegación pueden ayudar.

El procrastinador tiene diferentes desafíos: retrasar cualquier acción hasta que a menudo sea demasiado tarde.