es
Knjige
Hannah Kent

Devoción

  • Eliuth Bransonje citiraoјуче
    –Hanne –susurró–. Hanne, esto es lo que siento cuando pienso en ti. Un fuego que se cierra sobre sí mismo.
  • Eliuth Bransonje citiraoјуче
    Decía mi nombre como si me llamara. Como si no fuera ella la luna y yo el océano, marea nostálgica, atraída siempre hacia ella.
  • Eliuth Bransonje citiraoјуче
    Su voz envolviendo mi nombre, invocándome con dulzura, me desarmó.
  • Eliuth Bransonje citiraoјуче
    Nunca he conocido a nadie que aceptara tan de buena gana el misterio, las cosas que escapaban a su comprensión.
  • Eliuth Bransonje citiraoјуче
    –Tu padre tiene miedo –le dije a Thea–. Amor y miedo. Las dos razones por las que todos actúan.
  • Eliuth Bransonje citiraoпрекјуче
    Mi eje estaba roto.

    La capacidad que tengo ahora de comprender que el mundo gira impulsado por un misterio inefable entonces no me acompañaba. Ahora sé que mi mente es demasiado pequeña para contener el espíritu. El espíritu, espero, es lo que me sostiene.
  • Eliuth Bransonje citiraoпрекјуче
    El amor de mis padres se manifestaba siempre instándome a mejorar: a ser más. Más piadosa, más contrita, más solícita. También Dios se relacionaba conmigo solo en un contexto de exigencia. Nunca era suficiente tal y como era. Mi mejor yo, el yo más digno de ser amado, más aceptado, siempre iba por delante de mí: la sombra de un yo posible que, por mucha distancia que recorriera, mi persona real nunca alcanzaba.
  • Eliuth Bransonje citiraoпре 3 дана
    Mi eje estaba roto.
  • Eliuth Bransonje citiraoпре 11 дана
    Ella me escuchaba en silencio, sin intentar nunca interrumpirme ni completar mis pensamientos con inclinaciones de cabeza o palabras murmuradas. Su silencio era atento y generoso y no pedía nada de mí. Yo había pasado mi vida entera rodeada de personas que, implícita o abiertamente, con discreción y exigencia, me habían pedido mucho.
  • Eliuth Bransonje citiraoпре 15 дана
    Cuando siento que la tierra cede alrededor de mi cuerpo por el peso de pensamientos sombríos, me dejo llevar. Pienso en todos los huesos entregados al tierno cuidado de la tierra e imagino los míos en sus suaves manos. Imagino la paz de sentirse reclamada por tanta belleza y benevolencia y dejo que el viento se lleve mis penas. Entrego mi miedo a la tierra, mi pesar al agua.
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