Este es un libro mítico. Publicado en 1982 en Barcelona, citado profusamente en Baños, fiestas y exilios, aludido en conversaciones de obsesionados por la historia homosexual argentina, todos hablaban de él, pero pocos lo habían podido leer.
Desde el exilio, Héctor Anabitarte compone a través de pequeñas historias, recuerdos y reflexiones una especie de autobiografía colectiva. Un álbum de la vida queer periférica, cuando el concepto de orgullo todavía no se asomaba, ni el de queer había llegado hasta estas latitudes. Un desfile de personajes tragicómicos, figuritas difíciles y mostras inconseguibles de nuestro pasado reciente.
Pero sobre todo es un libro de amor. Amor por las amistades, amor por los compañeros de militancia, amor por los amantes pasajeros. Y es que, como sostiene Alejandro Modarelli en el prólogo, «no hay hecho que, por pequeño, por íntimo, no esté llamado a ser reclutado en la historia universal».