—¿Crees que yo, que he sido humillada por Aegan más de lo que querría admitir, iré a decirle a todos que eres el único Cash que se acaba de tomar la molestia de ser sincero conmigo? Más bien debería darte las gracias.
Tuve la ligera sospecha de que Adrik sonrió.
—Bueno, no eres tan tonta —admitió.
—Ay, gracias, no serlo tanto es muchísimo mejor que serlo del todo —repliqué, entornando los ojos.
—Me refiero a que me di cuenta de lo que eras capaz el día que te sentaste en aquella mesa y retaste a Aegan —agregó, de nuevo, asombrándome. Dudó unos segundos, pero luego añadió—: Fue interesante. Lo mejoraste en el comedor cuando le dijiste que no querías salir con él. Pensé que tenías cerebro hasta que los empecé a ver juntos.