Se sentó de lado en el sofá. Siguiendo con la vista el segundero, que avanzaba dibujando un círculo, trató de sosegar su respiración. Pero fue en vano. De pronto, le pareció haber vivido ese instante innumerables veces, como un déjà-vu. La certeza del dolor se encontraba ante sus ojos, como si hubiera estado preparado hace tiempo, esperando a que llegara aquel momento.
«Todo esto no tiene ningún sentido.
No puedo aguantar más.
No puedo seguir adelante.
No quiero seguir adelante»