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Annie Ernaux

Una mujer

  • Monica Martinezje citiralaпре 2 године
    «era una mujer que encendía todo a su paso», y evocar en desorden escenas en las que aparece

    Mi madre también lo es, será que todas las mamás tienen sobre nosotras una energía que aplasta?

  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Ya no volveré a oír su voz. Es ella, con sus palabras, sus manos, sus gestos, su manera de reír y de caminar, la que unía a la mujer que soy con la niña que fui. Perdí el último nexo con el mundo del que salí.
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Mi madre, nacida en un medio dominado, del que quiso salir, tenía que convertirse en historia, para que yo me sintiera menos sola y falsa en el mundo dominante de las palabras y las ideas al que, según su deseo, me he pasado.
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Le gustaba dar a todo el mundo, más que recibir. ¿Acaso escribir es una forma de dar?
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Ahora que mi madre ha muerto, no querría enterarme de nada más que lo que sabía cuando estaba viva.
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Esa sensación, en la que la presencia ilusoria de mi madre es más fuerte que su ausencia real, es sin duda la primera forma de olvido.
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    Me quedaba sentada frente a ella, en su habitación. A menudo, ella agarraba la tela de mi falda, la palpaba como si examinara la calidad. Rompía el envoltorio de los pasteles con fuerza, con las mandíbulas apretadas. Hablaba de dinero, de clientes, se reía echando la cabeza hacia atrás. Eran gestos que siempre había hecho, palabras que venían de toda su vida. Yo no quería que se muriera.
  • Diego Zapataje citiraoпре 8 сати
    La gente que la había conocido me escribía, «no se lo merecía», pensaban que sería mejor que «acabara cuanto antes». Quizá la sociedad entera esté de acuerdo con eso un día. No iban a verla, para ellos ya estaba muerta. Pero ella tenía ganas de vivir. Intentaba sin parar ponerse erguida apoyándose en la pierna buena y arrancándose la correa que la retenía. Tendía la mano hacia todo lo que estaba a su alcance. Tenía siempre hambre, su energía se había concentrado en su boca. Le gustaba que la besaran y adelantaba los labios para hacer lo mismo. Era una niña que no crecería nunca.
  • Diego Zapataje citiraoпре 9 сати
    Había entre nosotras una connivencia en torno a la lectura, a las poesías que le recitaba, a los pasteles en el salón de té de Rouen, de lo que él estaba excluido. Él me llevaba a las ferias, al circo, a ver las películas de Fernandel, me enseñaba a montar en bici, a reconocer las verduras de la huerta. Con él me divertía, con ella mantenía «conversaciones». De los dos, ella era la figura dominante, la ley.
  • Diego Zapataje citiraoпре 9 сати
    Al ir conmigo al museo, quizá lo que sentía no era satisfacción por contemplar jarrones egipcios, sino orgullo por introducirme en un conocimiento y unos gustos que, y ella lo sabía, eran los de la gente cultivada.
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