No fue por amor a tener
hijos que decidí tener uno.
Más bien, simplemente no sabía cómo una persona
podía cruzar, descalza, una cama de brasas ardiendo
sin quemarse, y necesitaba
alguien que la cruzara conmigo.
Así contesta Natalie Shapero a la pregunta de para qué tener un hijo. Yo sigo buscando la respuesta.