Por otra parte, con esta obra hago gala de más entereza que mis predecesores pues, después de todo, ellos no estaban sumidos en un duelo cuando escribieron las suyas, de manera que les resultó más fácil consolar a los demás y ayudarlos a superar el sufrimiento. En cambio yo, quebrantado como estoy, he de encontrar consuelo en mí mismo y vencer al sufrimiento forzando, por decirlo de algún modo, a mi naturaleza.