La amaba. No sabía cómo ocurrió eso, solo sabía que era cierto.
No era solo que ella conviniera a sus necesidades corporales. Había habido montones de mujeres convenientes en ese sentido. Sophie era distinta. Lo hacía reír. Lo hacía desear hacerla reír. Y cuando estaba con ella…, bueno, cuando estaba con ella la deseaba desesperadamente, pero durante esos momentos en que su cuerpo lograba mantenerse controlado…
Se sentía contento, satisfecho.
Era extraño, eso de encontrar una mujer que pudiera hacerlo feliz con su sola presencia. Ni siquiera necesitaba verla, ni oír su voz, ni oler su aroma. Simplemente necesitaba saber que estaba ahí.
Si eso no era amor, no sabía qué era.