Es una rareza en mí, pero estoy así como aturdido de pensar si te enfadarás por lo que te dije… Pobrecita, no sabes lo guapa que estabas mareá… Los ojos tuyos echaban lumbre… ¡Vaya unos ojos que tienes tú! Anda… descansa así, en el hombro mío. Duerme, niñita, duerme…