Anocheció de nuevo y llamó al búho Cachafás, que era su amigo, para que lo alumbrase con sus ojos, y el búho Cachafás aceptó y siguió leyendo toda la noche hasta que amaneció. Y por el tronco del árbol desfilaron el gato Bigotón, el búho Cachafás, la luciérnaga Farolita y cien cajas de fósforos, con las cuales se estuvo alumbrando por las noches para seguir leyendo la Historia del cuento de nunca acabar