—Los viejos han capeado muchas estaciones de los jóvenes. —Tiene un tic en el ojo—. Pero me preguntan por ti. Me preguntan si el joven señor de la guerra mide en realidad cuatro metros. ¿De verdad lo sigue una manada de lobos? ¿Es un destructor de mundos?
—¿Qué les respondiste tú?
—Les contesté que mides cinco metros, que te siguen un enano y un gigante y que comes cristal para acompañar los huevos. —Compartimos una carcajada—. No me gusta que me hayas traído aquí.