Las mujeres comprenden –del todo, solo las mujeres– qué monótona quimera es esta antigua, común, casi se diría trillada experiencia: «Cuando la costura de otoño esté terminada», «Cuando el niño ya ande», «Cuando haya terminado de limpiar la casa», «Cuando las visitas se vayan», «Cuando hayamos superado la tos convulsiva», «Cuando ya esté un poco más fuerte», entonces escribiré el poema, o aprenderé ese idioma, o consideraré la gran obra de beneficencia, o llegaré a saberme la sinfonía; entonces actuaré, me atreveré, soñaré, me convertiré.