Velocidad luz nos inicia en el inframundo del crack y los alucinantes personajes que lo integran. Su humor ácido retrata el nihilismo de una juventud desencantada por los simulacros de vida que heredó de sus padres. La extensión de cada viaje es directamente proporcional al fracaso de sus realidades.
«Una novela llena de energía. Audaz e irreverente».
Milenio
«Retrata de forma magistral el trasfondo de la adicción»
La Jornada